Uno de los errores más comunes entre quienes tienen la intención de perder peso es señalar al pan como el enemigo número uno para sus objetivos.
El pan en si mismo no engorda siempre que se coma con moderación y de acuerdo a las necesidades de cada individuo. La mayoría de las veces el problema radica en lo que se le echa al pan.
El pan le aportará a su dieta vitaminas, minerales y fibras, sin embargo la mayoría de panes actuales se elaboran industrialmente y durante este proceso se le añaden una serie de conservantes, blanqueadores de la harina, potenciadores del sabor, colorantes, etc... que por su acumulación en el organismo pueden resultar nocivos. También cabe recordar que en la mayoría de ocasiones se le añade mucha sal, lo que puede originar problemas por exceso de sodio.
RESUMEN: puede tomar pan sin problemas siempre que lo haga de forma moderada. Elija preferentemente el pan integral por su aporte extra de fibra o el pan artesanal por su ausencia de añadidos químicos.
Como usted ya sabe, el organismo necesita recibir nutrientes periódicamente para poder realizar correctamente sus funciones (regeneración celular, producción de hormonas, etc...) Si no los recibe a través de la alimentación los robará de su propio cuerpo; tomará calcio de los huesos, aminoácidos de los músculos, etc.... Para evitar esto el organismo tomará medidas ralentizando el metabolismo.
Tras 9, 10 ó 12 horas sin recibir alimentos su organismo ya se encuentra en esa situación en el momento en que usted se levanta de la cama. Si su desayuno consiste en una taza de café usted agrava aún más el problema porque el café no sólo no le aportan nutrientes sino que además necesita calcio para su metabolización, calcio que será robado de sus huesos.
Puede tomar café por la mañana pero no se salte nunca un buen desayuno. Si usted es de las personas que son incapacez de tomar bocado por la mañana haga un desayuno en forma de batido. Leche, zumo o agua. Una ó dos cucharadas de proteínas y unos copos de avena acompañado de un trozo de queso fresco.
El estrés provoca que el organismo libere diversas hormonas especialmente adrenalina y cortisol. El cortisol cuando aumenta en sangre favorece la fabricación de grasa por el organismo (lipogénesis)
En la menopausia la disminuición de estrógenos favorece el aumento de grasa. Algo parecido ocurre con el hombre, con la edad la tetosterona disminuye y se manifiesta con el aumento de la grasa a nivel abdominal y la pérdida de tono muscular.
Un error frecuente es pensar que haciendo ejercicio físico se pierde peso, esto es cierto pero no funciona para el 90% de quienes padecen sobrepeso.
Un ciclista profesional quema alrededor de 6.000 calorías diarias pero lo más probable es que usted no sea capaz de aguantar el entrenamiento de alta intesidad de un ciclista profesional.
Si sale a correr será a partir de los 40 minutos de trote cuando su organismo comience a utilizar sus reservas de grasa ¿es usted capaz de aguantar más de 40 minutos corriendo?
¿significa esto que no es necesario hacer ejercicio? Al contrario usted puede mantener su masa muscular intacta más allá de los 60 años. Una creencia muy extendida es pensar que con la edad "todo se cae".
Usted no pierde sus bicep porque cumpla 60 años, usted piede sus bicep porque hace 40 años que no los ejercita. Tome por costumbre realizar ejercicio físico tan a menudo como le sea posible.
Los músculos son mejores quemadores de grasa que tiene su organismo. Lás células grasas más cercanas a los músculo son las primeras que su organismo utiliza cuando agota sus reservas.
